Lleno de polvo

Desde poco después de que termino la pandemia que no pude volver a desenrollar el mat ponerme a practicar asana, puntualmente lo poco que sé de ashtanga vinyasa yoga. Pero no me paso con la meditación. Mi corazón se volvió profundamente devoto y me volví una devota fiel a sus Maestros y sin pegarme a la estricta formalidad de la practica devocional, encontré mi camino y rutina de culi-piso para meditar que mas que meditar es dialogar y entregarme al Universo. Recuerdo que las primera ediciones de mi «yo devota» eran a moco tendido, luego comencé a poder trascender la tristeza para refugiarme en un mantra o un canto védico y darle duro durante un rato en la repetición. Luego ya no me sentía cómoda con la cabeza activada y empecé a ver imágenes que me resultaban hermosas y ligeramente me mantenía agarrada de algún mantra (algunos no son mantras pero no me acuerdo la palabra de como se llaman) como cuando te agarras de una soga para adentrarte en una cueva que no conoces, que parece segura pero que si todo colapsara esa soga es la que te conduciría a la salida. Pasé por muchas experiencias hermosísimas super extrasensoriales y a veces nada mas fueron diálogos abriendo la puerta de casa y recitando el Gayatri Mantra a las apuradas.

Claro que sentí el abandono del cuerpo al no estimularlo con nudos, estiramiento y torsiones pero es que en ese camino en el que tuve que abandonar la practica fue en el que también cayeron mis otras actividades «físicas» y hoy que ya sé porqué, tengo toda la intención de desempolvar mi cuantiunico mat y tuqui, arriba. Lo maravilloso es que no desaprendí aquella elasticidad que obtuve al ser una yoguini, más bien adopté ciertas costumbres al sentarme, al estar más en contacto con el piso que se mantienen y no sucedió esto de que me iba a poner nuevamente «durita» si no practicaba, más bien lo que sucedió y sucede es que sigo igual de laxa que cuando practicaba. Leo el Bhagavad Gitah, lo recito cuando me acuerdo la forma correcta de pronunciar sánscrito, hice cursos on line de budismo, estudié de forma autodidacta algunas cosillas muy puntuales y todo aquello que cultivé durante todos estos años sin ser una faquir me diseño una nueva persona que transita la vida de una forma absolutamente nueva a aquella que iba asiduamente a una sala a practicar yoga y que creía que consumir talleres, cursos y hacer eventos era una manera necesaria de pertenecer a la movida. Me volví absolutamente solitaria y una apasionada de las cosas simples, cocino sin sal, no uso azúcar, amo todo lo que sea viviente y lidio desde el amor y la ternura con todos aquellos insoportables de la vida. Ojo, también me saque de encimar a personas crueles y amistades toxicas, no se porque tengo la necesidad de siempre estar aclarando que no soy una SADHU (santo de la India que viven desnudos en las montañas de los Himalaya y usualmente esta cubiertos en cenizas blancas). Creo que es porque sé que los que no practican meditación ni yoga siempre están al acecho de ver como mostramos la hilacha. Y la muestro! obvio! Soy porteña, vivo en un País que siempre es un bardo y si eso fuera poco sumále que soy Libra- Libra y bailarina de tango: o sea.

Lo que quiero compartir es que es verdad eso de que la practica de yoga de asana es el gancho para entrar a un nuevo mundo donde la devoción es la verdadera practica, donde la limpieza interna como ser puro y sagrado es verdad. Es verdad que la practica de postura te entrena la mente y te pone frente a frente con vos mismo y mis primeros registros de absoluta ternura fueron conmigo misma al escucharme el corazon latir enloquecido en el medio de una torsión cuando practicaba en la sala del barrio chino de un profe muy conocido.

Básicamente vengo a contar que me que del otro lado. Que no siento esa pasión de meterme a practicar todos los días aunque cuando intento me pongo muy feliz pero a su vez me duele y paro. Que no me parezco en nada a las profes de yoga de Instagram. El yoga me desarrolló un combo que estaba en mí y que faltaba pegarle una barridita energética y aunque este camino espiritual no es nada facil, muchos de los grandes líos los solucione con amor y con mea culpa. Claro que me sacaron carpiendo en varios momentos cuando tuve que poner limites! pero eso ya es otro cantar que no me pertenece.

Igualmente seguro encuentre la forma de volver a una shalita a practicar… porque mysore no me engancha y amo las clases grupales.

Y quien te dice? Capaz este 2024 meta otro «BA ashtang project» 😉

besOM

V.

Pd: para contactarme (porque amo conectar) podes escribirme a kumbhakaeventos@gmail.com o por whatsap a +54 9 11 4946 7643